Un día me dijeron «Vas a la Antártida»

La idea era hacer un relevamiento, por medio de notas para la televisión, de lo que se hace en la base Marambio, nombrada en honor al vicecomodoro Gustavo Argentino Marambio, quien sobrevoló aquellas latitudes por primera vez en 1951.

Partimos desde el Palomar en un avión Hercules. Hicimos escala en Río Gallegos para dormir allí y al otro día bien temprano despegamos hacia a la base. Cuando descendimos del avión en Marambio fuimos recibidos como unos reyes….claro, traíamos alimentos para 3 meses….

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La idea era hacer todas las notas que pudiéramos y volver a Río Gallegos ese mismo día por la tarde. El Hércules volaba a Ushuaia y volvía a la base con más alimentos y luego retornaba a Río Gallegos. Pero no fue así…

Durante una de las notas, se nos informa que el avión tuvo una avería, y que iba a permanecer en Ushuaia hasta que llegara el repuesto que venía desde Buenos Aires. O sea, teníamos que quedarnos en la base un mínimo de 4 días. Yo estaba salvado porque un sexto sentido me dijo, antes de salir de Río Gallegos, que llevara dos mudas de ropa. Pero mis compañeras no llevaron nada.

Mientras la notera y la productora planeaban y organizaban los reportajes, los operarios de la base me “invitaron” a hacer una toma en el centro de la pista. Yo no entendía nada pero accedí. El Hércules acababa de decolar pero vi que retornaba y bajaba de altura y continuó su curso, hasta que esa enorme mole pasó a cuatro metros de mi cabeza. Sentí que todo mi cuerpo temblaba de miedo y emoción. Fue la mejor toma de mi vida.

Luego continuamos con las notas sobre meteorología, estudio de la capa de ozono, fauna y flora, la labor de los integrantes de la base etc.

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La cámara, una Betacam SX era “calefaccionada” por unas plantillas que usa el ejército para calentarse los pies. Luego de apenas 40 minutos era necesario cambiar las baterías (el frío hacía de las suyas con la duración de la mismas).

Cuando ingresábamos a la base tenía que dejar la cámara en el exterior, porque se condensaban de humedad el lente y los tapes.

El diafragma había que manejarlo muy intuitivamente porque la nieve te engañaba, y debías subexponer un poco la imagen para que el suelo nevado tuviese un poco de textura. Además, el filtro polarizador fue mi mejor amigo para atenuar el “blanco” en la imagen.

Pero, por otro lado, la nieve ayuda a rellenar las sombras feas que produce el sol en los actores, ya que genera una pantalla refractaria natural y no hace falta llevar ningún tipo de litedisc.

La temperatura afuera era de 40 grados bajo cero.  En un momento el lente se quedó trabado y no entendía el porqué. Un colega de un canal de Brasil me dijo que ya le había pasado antes, y que trajo un lente extra, el cual me prestó. Lo que ocurrió fue que la grasa que hay dentro del lente se había congelado.

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Con el audio nos arreglamos bien, con un micrófono de mano para las notas en el Hércules por que hay mucho ruido, y en los exteriores en donde el viento era tremendo, usamos el micrófono boom con su respectivo zeppeling.

La Antártida de día es un paisaje increíble, pero a la noche el cielo, la nieve y el silencio lo convierte en un lugar mágico. Cuando salís de la base al exterior te encontrás con un vacío total y un espectáculo de estrellas.

Pasaron los días y llegó el Hércules, pero el tiempo era bastante malo y luego de tres intentos pudo aterrizar, pero sólo logró “tocar tierra” de manera bastante violenta. Nos despedimos de los habitantes de la base y subimos al avión, aunque luego de unos minutos el ingeniero de vuelo salió de la cabina diciendo algunas barbaridades y nos mandó a todos a salir al exterior nuevamente con unos modales bien militares. “Todos fuera del avión, carajo”!!!

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Con el aterrizaje violento se había pinchado uno de los neumáticos. El frío era tremendo y por eso el Hércules debía mantener uno de sus motores andando, para que no se congele su líquido hidráulico. La situación era desesperante de manera que si no llegaban a cambiar el neumático, el avión debía permanecer en Marambio, y sus 4 motores no servirían más. Por otro lado, la tarde estaba avanzada y la pista de la base no tiene luces.

Mientras tanto, los operarios intentaban elevar el avión con el crique hidráulico, pero no pudieron porque se había congelado. El frío era tremendo. Se me ocurrió mientras hacer unas tomas sin el guante térmico, y luego de unos minutos no sentí más la mano, casi me agarra gangrena.

Ya era casi de noche, finalmente se pudo cambiar el neumático y se colocaron dos Land Rover en el final de la pista con las luces encendidas. El tema es que luego de la pista hay un precipicio y si el piloto no ve el final de pista….bueno, podríamos decir que sería un problema.

Creo que subimos todos en tiempo récord, y el tractor que iba en el sector de cargas subió con el avión carreteando. Tronaron los cuatro turbo hélice y el Hércules decoló.

Fue una experiencia de vida.

 

Por Alejandro Mac Donald – Director de TV – Cofundador
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