La grabación videográfica nació como un sistema ágil de registro y almacenamiento de información audiovisual, vital para que las cadenas de televisión norteamericanas pudieran emanciparse de la tiranía de la edición en vivo y en directo, y utilizando procedimientos mas veloces y flexibles que las que eran propias de la tecnología cinematográfica, basada en la imagen fotoquímica que requiere un lento procesado de laboratorio.

Video significa etimológicamente «yo veo». Es una tecnología de registro conservación y reproducción de mensajes audiovisuales, grabados por procedimientos magnéticos sobre una superficie metálica. Después de la aparición del magnetófono y de la cámara Polaroid, el video con el magnetoscopio culmino asi la secuencia de tecnologías de la instantaneidad, generadas en una sociedad en la cual el tiempo productivo es un valor cada vez mas caro y favoreciendo por ello, los procesos de aceleración productiva.

En consecuencia en la conmoción social de los años sesenta, la nueva imágen fue predicada como instrumento de liberación comunicativa en el video comunitario (dimensión social), en la guerrilla electrónica (dimensión política) y en el video arte (dimensión estética)⁽¹⁾.

Luego se constató que el magnetoscopio significaba una esperanza liberadora y democrática como un estímulo a la creatividad ciudadana frente a la pasividad de la fruición televisiva.

En el polo opuesto del video como mera reproducción se halla el video como creación o video arte. Esto fue posible por la aparición de la tele cámara y grabadora portátil de SONY (portapack) en los 60⁽²⁾.

El video arte es la forma más pura o natural del video, en la medida que implica una percepción subjetiva del espacio raya-tiempo, a través de una tecnología nueva que es la imagen electrónica. En ese aspecto, el video arte es un arte joven, un arte nuevo que aparece en un momento de declive histórico del cine, como forma de espectáculo público, en grandes salas.

Asimismo también la imagen electrónica es una imagen artística ya que nace no por un proceso químico, sino por un proceso de barrido de un haz electrónico, sobre una superficie de una pantalla. El haz electrónico recorre, barre una superficie y nunca tenemos una imágen completa. Es una imágen que por su naturaleza es una imágen secuencial y además puntillista, porque así como el mosáico de la imágen fotográfica o de cine, es un mosáico irregular, aleatorio, el mosáico de la imágen electrónica es regular a modo de la pintura puntillista. Se ha dicho que la imágen eltrónica tenia su antecedente cultural en la pintura puntillista de Sewrat.

El video arte se desarolló emparentado a las expericencias artisticas de vanguardia de la costa Este de los Estados Unidos, a partir de ese momento, muchos cultivadores del video han querido convertir a uno de los géneros posibles, el llamado – comunmente video-arte – en la única forma legítima de creatividad del video; por consiguiente el vido arte, como en las vanguardias, se manifiesta la necesidad de romper con las formas, los estándares, los códigos y con los patrones convencionales y dominantes tanto en el arte como en los «mass-media».

Uno de los objetivos del video-arte es innovar, subvertir los códigos y practicar la libertad de creación. por lo tanto, es interesante constatar, como el video síndrome de la cultura marginal o disidente a convocado a ex-pintores, ex-músicos y ex-poetas de vanguardia, desencantados del arcaísmo de sus viejos útiles técnicos. Por eso, el video-arte ha sido la línea de experiencias de la pintura de vanguardia, en lugar de constituirse como prolongación de las prácticas dominantes y usuales de la cinematografía.

El video arte como se ha dicho, creado por pintores, escultores o músicos, ha rechazado a tradiciones egemónica del cine en cuanto aparta del foco de atracción varios aspectos.

En primer lugar, niega el tipo de especio oscuro y envolvente que normalmente atrapa al espectador.

En segundo lugar, niega una de las características escenciales del cine, en cuanto produce efecto de realidad sobre las imágenes ficcionales. Intenta quebrar ese realismo auténtico por el cual el espectador se siente completamente sugestionado.

En tercer lugar, pretende quebrar las estructuras representativas de la narrativa tradicional, y con ello, romper también el proceso de identificación psicológica entre el espectador y el personaje.

En último lugar, el video arte abandona también, la figuras reconocidas integradas al star-system.

Estas características han sustentado durante años la industria del cine como espectáculo, posibilitando su desarollo y crecimiento, originando diferentes subgeneros que tantos adeptos han ganando internacionalmente. Por consiguiente, si es menester del video-arte romper con dichos principios, nos enfrentamos ante una manifestación tecnológica y artística que subyase ante un arte relevante y emergente. A partir de lo mencionado anteriormente, el video-arte permanece y se estabiliza en la perifieria del gusto popular.

Al rechazar las características organizadoras del cine, el video arte se sitúa en los márgenes de las culturas de masas, y emerge como legitimador de otro tipo de imágenes. Entonces siguiendo con este planteamiento: ? Influye la manifestación del video arte desde la perisferia de la cultura de masas a la sociedad que lo contiene ?

Una de las herramientas revolucionarias del video-arte fue el magnetoscopio ligero el cual se trataba claramente de un aparato plenamente sintonizado con el entorno de los movimientos sociales críticos con el poder alcanzado por los «mass-media», muy aferrados a las peculiaridades de un contexto artístico singular y sensibilizador por el caracter de las pequeñas tecnologías electrónicas, distintos de los complejos equipamientos de las companías establecidas. El resultado de todo ello fue la aparición de un video activismo a imágen y semejanza del combate ideológico y por consiguiente el video sin perspectiva histórica y sin rígidas estructuras jerarquizadas se lanzó como una herramienta ideal, pretendidamente revolucionaria del arte.

Por lo tanto el video de creación abre un abismo difícil de colmar entre la televisión en masas y el receptor, este abismo esta representado principalmente por el hecho de que la imágen televisiva se presenta como refractaria a su penetración., ya que además de su tamaño impide que nos adentremos en la misma, no nos ofrece un territorio a explorar o un espacio a investigar. La imágen televisiva impide que participemos de la misma (lo que se explicara mas adelante), la única participación que nos demanda es el encender o apagar el televisor, la cual es una función muy fría para llenar el mencionado abismo. Dicha imágen provoca que el receptor se decline y permanezca en una actitud pasiva, la cual lo lleva a asimilar todo lo que le ofrece la imágen en cuestión, en consecuencia, esto provoca que el receptor no razone o piense menos, y por lo tanto participe cada vez menos de la imágen.

Es por ello que el artista desea encontrar el punto en el cual el receptor razone la imágen que esta observando o sea que participe pensando el significado o trama a la que nos lleva esa imágen, una imágen que muestra la realidad es decir la cual refleja los acontecimientos sociales, biológicos, y artísticos que son beneficiosos para el receptor. Dicha realidades deben ser descubiertas por el receptor al ver y razonar las imágenes simples y originales del artista. En cambio las realidades del los medios de comunicación de masas se encuentran adecuadas (cuando las observamos en la pantalla) a las ideologías relevantes. Se puede concluir que las realidades que los artistas nos brindan no son más verosímiles que la de los medios masivos de comunicación.

Por Alejandro Mac Donald – Director de TV – Cofundador
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